Sorprendente: la Edad Media se hace presente en las elecciones francesas
Redacción
Puede parecer extraño, pero no lo es. En las recientes elecciones nacionales francesas los principales candidatos compitieron para ver cuál de ellos se identificaba más con... ¿la democracia? ¿el medio ambiente? ¿la lucha contra el terrorismo? ¿la Unión Europea? ¡No! ¡Con la gran heroína de su pasado medieval, Santa Juana de Arco!
Ninguno de esos políticos es especialmente devoto, ni muy practicante; probablemente buscaban solo captar la simpatía y el voto del elector. Lo cierto es que todos quisieron ostentar adhesión o contacto con alguna corriente del catolicismo.
Durante la campaña, Emmanuel Macron se hizo fotografiar en la celebración anual de Santa Juana de Arco, en Orleans. Marine Le Pen no se quedó atrás: pese a sus dos divorcios y tres “maridos” , y a que no reconoce la autoridad moral de la Iglesia en asuntos políticos, se dejó presentar como “nueva Juana de Arco” . El socialista ”especie en rápida extinción, dígase de paso” Benoí®t Hamon hizo alarde de su vínculo familiar con las raíces religiosas de Francia, invocando su educación “en una tradición católica en Bretaña” , recibida de una madre “católica militante” , así como sus estudios en colegios también católicos. El centrista François Fillon ostentó su pasado de boy-scout católico y su alineamiento doctrinal con la Iglesia. Y hasta el extremista de izquierda Jean-Luc Mélenchon desempolvó sus recuerdos de niño cantor de coro en una iglesia, y no olvidó resaltar que “mi madre practicaba el Mes de María” ... [1].
¿Qué es lo que hay en la mente de los franceses para que, aún hoy, cualquier candidato”por más ateo, masón o relativista que sea” para llegar a ser presidente de una República formalmente laica y agnóstica necesite mostrarse también ligado al pasado católico de su país?
Lo singular del caso, dice el profesor auxiliar de Historia Camille Pascal en su libro Dios eligió a Francia, es que esto se da en el fondo de las cabezas de muchos presidentes, inclusive socialistas, que de la boca para afuera aparentan no tener nada que ver con la religión.
Alain Tallon, rector de la Facultad de Historia de la Universidad de París-Sorbona, reconoció que “la laicización de la sociedad francesa no consiguió apagar totalmente el hecho religioso. [...] Aún vivimos bajo los efectos del divorcio entre la Francia republicana y la Francia católica . Hasta hoy, agrega, perdura la nostalgia de la “sacralidad de la monarquía” medieval. “Esa sacralización sobrevivió incluso bajo Bonaparte y, en cierto sentido, bajo Charles de Gaulle” , haciendo que incluso en nuestros días todos los jefes de Estado tengan que tomar aires de monarca ungido. Pero como no lo son, terminan sumidos en el desafecto general”¦
François Huguenin, autor de Las grandes figuras católicas de Francia, señala: “Existe una trama común entre el cristianismo y la fundación de Francia. Es imposible separar los hilos del tapiz sin deshacer todo. El catolicismo es la matriz de Francia” . Y no podía ser de otro modo, tratándose de la “hija primogénita de la Iglesia” , la primera nación católica surgida en la Historia.
En el mismo sentido Rémi Brague, historiador de filosofia medieval, afirma: “En nuestro país, jamás existió una situación en la cual la política no tuviera alguna dimensión religiosa y viceversa” . Por ejemplo, fue la Revolución protestante la que dio origen al Iluminismo racionalista ”versión filosófico-política del “libre examen” luterano” que socavó los fundamentos de la monarquía hasta derribarla e implantar la inestable República laica, atea, que cambia según el capricho de los hombres.
Pero ese régimen no logró borrar de los franceses la conciencia de su identidad católica. Nicolas Le Roux, secretario general de la Asociación de Historiadores Modernos de las universidades francesas, afirma que en el pueblo galo, “el reino era visto como un cuerpo, imagen del Cuerpo Místico de la Iglesia. El rey era la cabeza de ese cuerpo político y social. Por medio de la convivencia social, de las fiestas, de las procesiones, de las misas, se alcanzaba la salvación. Dejar de ir a Misa, quebrar las imágenes de Nuestra Señora, cantar los salmos en francés ponía en peligro esa vida en común, la salvación de todos” . Y esa visión sacral perdura viva hasta hoy en el subconsciente colectivo francés.
Actualmente esas tendencias subterráneas cargadas de alta tensión vuelven a confrontarse. Y Nicolas Le Roux concluye: “El verdadero problema continúa siendo que los modelos de Estado católico-monárquico y laico-republicano no son capaces de cohabitar. Esa es la cuestión que se ponía en el siglo XVI, y que se pone hoy” nuevamente.
Lo interesante es que esta polarización ocurre en momentos en que el régimen político surgido de la Revolución Francesa. que se pretendía representativo, se halla en crisis en todo el Occidente, dejando ver cada vez más sus insalvables deficiencias, comenzando por su inautenticidad; mientras paralelamente crecen el prestigio y el atractivo del ideal monárquico y católico, de raíces medievales.
Sin duda, un dato a retener, que abre perspectivas inéditas de resurgimiento para la Francia tradicional.
FUENTES:
1. http://www.la-croix.com/Religion/Laicite/La-jeunesse-tres-catholique-candidats-presidentielle-2017-04-10-1200838526
2. https://fr.aleteia.org/2017/05/04/la-foi-leglise-les-catholiques-macron-et-le-pen-dans-le-texte/
3. Francia: aspecto monárquico-católico estremece fachada laico-democrática, “Catolicismo” , Brasil, junio 2017, p- 14.
4. LUIS DUFAUR, Raíces medievales emergen en el electorado francés, http://www.abim.inf.br/raizes-medievais-emergem-no-eleitorado-frances/
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