APOLOGÍA A LA VIOLENCIA PREMIADA POR EL MINISTERIO DE CULTURA

Hugo Blanco: ¿Un héroe asesino? ¿Un anarquista idealista?

¿Quién es en verdad Hugo Blanco Galdós? ¿Cuál fue el impacto que causó su legado subversivo en las últimas cinco décadas? ¿Qué repercusiones puede acarrear el respaldo y la promoción del Ministerio de Cultura a un documental que lo ensalza, en una sociedad con profundas cicatrices ocasionadas por el terrorismo, que cada cierto tiempo se reabren? Para ayudar al lector a juzgar la gravedad de la materia, le presentamos una reseña histórica del personaje.

Mucho ha dado que hablar el estreno por Internet del documental “Hugo Blanco: Río profundo” de la directora Malena Martínez, el pasado 12 de junio. En este filme se ensalza la figura de Hugo Blanco Galdós presentado como un héroe idealista, que ante el yugo opresor de los hacendados sobre los campesinos, se inspira en la revolución cubana para emprender lo que él considera su propia “cruzada” libertadora, en un intento por cambiar la —así llamada por la izquierda— elitista sociedad peruana, iniciando un levantamiento armado rural en pos de una sociedad más justa (entiéndase igualitaria).

Este documental que ha participado en siete festivales internacionales, le ha valido a su productora un premio en Uruguay y el polémico apoyo económico del Ministerio de Cultura peruano para su distribución, ascendiente a 119,000 soles.

No obstante, es importante preguntarnos: ¿quién es en verdad Hugo Blanco?, ¿cuál fue el impacto que causó su legado subversivo en las últimas cinco décadas? Y, sobre todo, ¿qué repercusiones puede acarrear el respaldo y la promoción del Ministerio de Cultura a este documental en una sociedad marcada por profundas cicatrices ocasionadas por el terrorismo, que cada cierto tiempo se reabren?

Para ayudar al lector a calcular la gravedad del tema, le presentamos una reseña histórica de la trayectoria de Hugo Blanco.

Hugo Blanco posando con admiradores, entre ellos Verónika Mendoza, Marisa Glave y la militante lesbiana Verónica Ferrari

Las guerrillas de 1962-1965: “el poder a través de las armas”

Entre 1962 y 1965, la izquierda peruana motivada por la aparición de grupos armados en el escenario geopolítico latinoamericano endurece sus discursos políticos y sus métodos produciendo una diversificación partidaria y grupal, con la finalidad de iniciar la lucha armada. Estas primeras guerrillas tenían el objetivo de adherir a su causa a las comunidades campesinas para hacer de estas el núcleo de su revolución para la conquista del poder. Este método desarrollado por el Che Guevara en Cuba se denominaba “foquismo”.

Sin embargo, en el Perú ese método fue un fracaso pues previamente se habían establecido y organizado eficientemente movimientos sindicales campesinos cuyos reclamos se limitaban a negociar con el gobierno la obtención de tierras y beneficios laborales de sus patrones.

Los movimientos campesinos del Valle de La Convención

Paralelamente a la bonanza productora de café en aquella época en la ceja de Selva, aparecieron agentes comerciales que ofrecían créditos a los campesinos a cambio de comprar sus producciones cafetaleras.

Los campesinos vieron en ello una nueva oportunidad de ingresos, pero se veían limitados de aumentar su producción debido a las obligaciones contraídas con el hacendado, las que exigían una cantidad de días trabajados al mes a favor de este para pagar el arriendo de las tierras. Muchos campesinos decidieron solucionar este problema contratando indígenas traídos de las localidades circundantes de la Sierra para que trabajasen por ellos como peones en las haciendas. El incentivo que los campesinos daban a los recién llegados era ofrecerles una pequeña parte de su parcela en una figura similar a la de aquellos con los hacendados. ¡Estos campesinos recién llegados replicaban la misma figura en similar vínculo contractual, pero esta vez ante campesinos más aventajados! Y el subarriendo no se detenía en el primer nivel…

Ante esta creciente complejidad estructural y la cada vez mayor subdivisión irregular de tierras, los hacendados en muchos casos reaccionaron cambiando sus cultivos por los del ventajoso café en los meses en los que los campesinos necesitaban más tiempo para sus propios cultivos, o directamente reclamándoles la devolución de las tierras al ver el empeño de los campesinos por cuidar especialmente sus propios cultivos del preciado grano, en perjuicio de sus obligaciones contractuales. Con la convicción de una mejora económica y una independencia comercial, los campesinos se organizaron sindicalmente con el objeto de cuidar sus intereses e independizarse de los hacendados.

Un ejemplo de la influencia de estos sindicatos fue la “huelga de simpatía” en 1960, en la cual diversos sindicatos campesinos se pusieron de acuerdo para no laborar para los hacendados, alegando que sus compañeros eran víctimas de abusos en otras haciendas. Para mediados de los sesentas estos movimientos sindicales comenzaron a desarrollar una fuerza cada vez mayor, al punto de comenzar a probar su poder más allá de reclamos legales.

Los campesinos eran totalmente conscientes de que los hacendados habían perdido el poder en sus propias tierras.

Hugo Blanco y sus acciones subversivas: “Tierra o Muerte”

Blanco posando con un arma de fuego en tiempos de su revuelta.

Blanco inició sus actividades revolucionarias en su viaje a la Argentina en 1954, adhiriendo al movimiento trotskista de ese país. A su regreso al Perú integró las filas del Partido Obrero Revolucionario en Lima, pero por su temperamento radical y violento llamó la atención de las autoridades. Hugo Blanco, entre muchos otros revolucionarios, viaja a su natal Cuzco atraído por las revueltas campesinas y sus actitudes confrontacionales hacia los hacendados. Ahí integró diversos movimientos sindicales; sin embargo, no eran lo suficientemente radicales para él, así que termina uniéndose a la Federación Campesina de La Convención y Lares gracias a su suegro, un abogado cuzqueño que había representado al gremio sindical en varias reclamaciones.

Para el año de 1962, Blanco, contando con un importante apoyo, era candidato a Secretario General de la Federación; no obstante, en esta se había iniciado una división interna. Blanco impulsaba medidas violentistas mucho más radicales que las de los líderes originales de la Federación, proponiendo una guerra de guerrillas para alcanzar el control de la tierra bajo el lema “Tierra o Muerte”. En unas elecciones muy reñidas Blanco ganó por mayoría, victoria que impugnaron los antiguos líderes sindicalistas señalándola de fraudulenta, abandonando la reunión. Días más tarde estos se reunieron en una sesión minoritaria eligiendo un nuevo Secretario General. Los líderes originales del movimiento —con el que se encontraban comprometidos desde hacía 10 años— solo deseaban obtener tierras y vender su café, y no hacer luchas armadas.

Justamente es en este periodo de 9 meses que transcurren desde su elección que Blanco, ocultándose de la policía, inicia sus acciones subversivas fundando, bajo el credo trotskista, el Frente de Izquierda Revolucionaria (FIR). En ese mismo año, en la hacienda Santa Rosa de Chaupimayo ocurre un motín campesino y se entabla un enfrentamiento con la Guardia Civil en el puesto policial de Pucyura, durante el cual Blanco dispara dos veces contra el policía Hernán Briceño por negarse a abrir la armería. Los seguidores del agitador asesinarían a otros dos guardias civiles en una emboscada en Mesacancha. A continuación la descripción del homicidio perpetrado por blanco, escrita por el expresidente Fernando Belaúnde Terry (advertimos al lector sobre su crudeza):

“Una barreta la perforó el cráneo. El cuadro era desgarrador: Hugo Blanco se quedó sosteniendo la barreta con la sonrisa del sádico que goza con el dolor y la muerte, mientras sobre la cara del guardia Briceño, se desparramaban los sesos, que le salían por el ojo izquierdo, la nariz y los oídos. El último hálito de su vida se apagó en medio de un charco de sangre, ante el asombro de los campesinos que enmudecieron y se quedaron atónitos al ver el hecho macabro, propio de los hombres que tienen manchadas las manos y la mente con el tinte rojo del comunismo” [1].

“Hugo Blanco ne doits pas mourir!”

Con la salud deteriorada y bajo el fracaso de no haber logrado la adhesión total del campesinado, Blanco es capturado tras perpetrar los asesinatos de Pucyura; es sometido a juicio y condenado a muerte. Se realiza, entonces, una campaña internacional encabezada por famosos personajes de izquierda bajo el lema de “Hugo Blanco ne doits pas mourir!” (“¡Hugo Blanco no debe morir!”). Entre los participantes más notables de esta campaña se encontraban Simone de Beauvoir, Jean Paul Sartre y Mario Vargas Llosa (entonces izquierdista), que pedían amnistía para el reo; logrando que la pena se le rebaje a 25 años de cárcel.

Blanco (en segunda fila, izq.) junto con sus cómplices en el asalto a la armería de la Guardia Civil

Siete años después, durante el Velascato se le indulta y se lo nombra funcionario público para que participe en la reforma agraria de la dictadura militar.

Más adelante, hizo parte de la Asamblea Constituyente que promulgó la Constitución de 1979, en la que se consagraron las reformas de la dictadura socialista.

Saña contra la Guardia Civil: una anécdota en el Parlamento

¿Cómo olvidar sus afrentosas declaraciones en 1980, cuando se desempeñaba como diputado por el PRT (Partido Revolucionario de los Trabajadores)? En octubre de ese año se debatía un proyecto de ley para declarar Héroe Nacional al Guardia Civil Mariano Santos Mateo, que luchó en la Guerra del Pacífico. Hugo Blanco interrumpió la ponencia del Diputado por Lima Gral. (r) Óscar Olivares Montano alegando que “no se debe declarar a ningún guardia civil Héroe Nacional, porque es una institución represiva del campesinado y abusiva, que siempre ha estado al servicio de los explotadores del pueblo”. Al instante el Gral. Olivares le replicó: “no eres más que un miserable, asesino de policías. Mi institución, la Guardia Civil, no lo olvida”.

Blanco en la Asamblea Constituyente (1978-1979). Atrás, su camarada Nicolás Lúcar, hoy conocido periodista.

Blanco osó dirigirse al Presidente de la Cámara de Diputados, Francisco Belaúnde Terry, exigiendo que “el diputado Óscar Olivares retire sus palabras ofensivas al proletariado que representaba”.

El Presidente de la Cámara solicitó al Gral. Olivares que lo haga, a lo que este respondió: “A este individuo debió habérsele aplicado la pena de muerte, pero su hermano el señor Presidente de la República Fernando Belaúnde en su primer gobierno interfirió para que el Consejo de Guerra de la III Zona Judicial Militar de la Policía no le dictara tal sanción, por los asesinatos a varios Guardias Civiles, que mi Institución no olvida. Pero, por respeto a este parlamento y a la democracia, retiro mis palabras”.

Pero los exabruptos del convicto asesino no sirvieron de mucho. El 7 de noviembre de 1981 se publicó en el Diario Oficial El Peruano la Ley N.º 23316, en que se declara Héroe Nacional y Patrono de la Guardia Civil a Mariano Santos Mateo.

“No aislemos a Sendero”

Cuando los sanguinarios terroristas de Sendero Luminoso se hallaban en plena escalada de violencia, Hugo Blanco, aún reconociéndoles fallas desde la perspectiva leninista, trabajó para conseguirles el apoyo de toda la izquierda política, como quedó consignado en un artículo suyo para “El Diario Marka” [2]: “No debemos condenar a Sendero Luminoso, que es un sector revolucionario que está usando tácticas diferentes a las que nosotros trazamos. (…) Nosotros creemos que la lucha armada es el único camino para que el pueblo tome el poder (…) Lo importante es: ¿Están dadas las condiciones para la lucha armada, ahora? Creemos que sí. (…) La única condición ausente es que falta una dirección apropiada. Y la única culpa es la nuestra”.

A la vez, llamaba a sus camaradas a tomar la iniciativa de romper el aislamiento de los terroristas, empezando por trabajar para que el Estado no los reprima: “Cada día es más urgente (…) coordinar acciones de respuesta a la represión que se ejerce sobre Sendero Luminoso. Toda la izquierda debe accionar y coordinar para que se disuelvan los organismos represivos, (…) y por la libertad de (…) los prisioneros de Sendero Luminoso”.

Hugo Blanco llevado en hombros por sus camaradas (1978).

Un modelo inspirador… para la revolución

Nos encontramos ante un hombre cuyas acciones inspiraron el posterior surgimiento de grupos subversivos y terroristas, de los cuales se puede decir que es culpable indirecto. Si bien sus acciones durante 1962 no obtuvieron el efecto deseado, al no lograr un levantamiento general del campesinado en armas, su legado revolucionario de sangre y anarquismo lamentablemente sí tuvo eco en movimientos y gobiernos de izquierda como el “Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas”, que bajo el cliché de gobierno patriota tomó la bandera de la reforma agraria de manos de Blanco.

Queda en evidencia que, como agente revolucionario, durante toda su vida persiguió el objetivo de destruir al Perú, logrando, con la influencia de su legado, dañar en gran magnitud el tejido social del país. Es por ello que hoy la izquierda lo alza en brazos y lo aclama como héroe de una seudogesta, una seudoepopeya (la revolución a través de las armas) que, si bien fracasó y parece haber perdido vigencia para nuestra época, sirve de inspiración para hacer la revolución en otras esferas y con otros métodos, pero con la misma pasión obstinada. No en vano ha sido reconocido como “pionero del feminismo, a favor de la lucha por el aborto”, en palabras de Diana Miloslavich Túpac, veterana militante de la izquierda política y el feminismo en nuestro país [3].

Como muchos comunistas, Blanco ha optado por llevar la bandera ecologista. En la foto con la activista Greta Thunberg.

El papel de los radicales en el proceso revolucionario

«Se diría que los movimientos más veloces son inútiles. Sin embargo, no es verdad. La explosión de esos extremismos levanta un estandarte, crea un punto de mira fijo que fascina por su propio radicalismo a los moderados, y hacia el cual estos se van encaminado lentamente. Así, el socialismo repudia al comunismo pero lo admira en silencio y tiende hacia él. Más remotamente, lo mismo se podría decir del comunista Babeuf y sus secuaces en los últimos destellos de la Revolución Francesa. Fueron aplastados. Pero lentamente la sociedad va siguiendo el camino hacia donde ellos la quisieron llevar. El fracaso de los extremistas es, pues, sólo aparente. Ellos colaboran indirecta, pero poderosamente, con la Revolución, atrayendo en forma paulatina a la multitud incontable de los “prudentes”, de los “moderados” y de los mediocres, para la realización de sus culpables y exacerbados devaneos» – Plinio Corrêa de Oliveira [4].

El Estado no debería estar financiando su difusión entre la juventud

Afiche del documental "Hugo Blanco: Río Profundo"

Por todo esto, resulta lamentable y preocupante que el Ministerio de Cultura haya premiado el documental “Río Profundo” con S/119,000 para su difusión (más de US$ 35,000, para los lectores extranjeros), y ante la polémica desatada esquive su deber, mediante un comunicado [5], señalando que mantiene la neutralidad “delegando la responsabilidad de la elección de los proyectos a jurados autónomos y especializados”. ¿Podrían explicarnos los responsables de ese Ministerio cuáles son los criterios de elección del jurado y bajo qué parámetros trabaja? ¿O es que la elección del jurado responde a inclinaciones político-doctrinarias (¡oh casualidad: de izquierda!) de los que lo eligieron, para posteriormente desentenderse éstos de establecer las reglas de premiación del material fílmico?

Igual de indignante es el punto número 5 del mismo comunicado, en el que se indica que dicho estímulo económico del gobierno ha sido dado “para la circulación de la obra en cineclubs, microcines, teatros municipales o universitarios, colegios, centros culturales, y otros espacios”. Extraña también que periodistas de medios influyentes [6] escriban al respecto desde sus tribunas de opinión, citando el texto indicado pero omitiendo el trecho sobre su difusión en centros de instrucción escolar, superiores y centros culturales. ¿Por qué callar un punto tan sensible e importante, como es difundir dicho material nocivo entre la juventud?

Por otro lado, ¿en el Ministerio de Educación estarán al tanto de este comunicado y de la clase de material que se piensa distribuir dentro del campo que le compete?

No extraña que este apoyo gubernamental haya sido objeto de contundentes pronunciamientos de rechazo por parte de los militares en retiro que han ocupado los más altos mandos; también de la Asociación de Oficiales Generales y Almirantes del Perú (ADOGEN) y de la Coordinadora Republicana, colectivo que incluye a notables miembros de la sociedad civil.

* * *

La imagen de Hugo Blanco se encuentra absolutamente alejada de la figura de un héroe idealista, ya que un anarquista jamás se mueve por ideales, sino en base al orgullo igualitario y a los violentos movimientos del desenfreno en el alma.

El documental “Río profundo” presenta su obra casi como un cantar de gesta, pero el personaje lleva las manos manchadas de sangre inocente desde hace casi 60 años, y siendo desde 1962 responsable por lo menos indirecto de las más de 249 mil víctimas [7] a manos de Sendero Luminoso y el MRTA.

Como peruanos y como católicos, rechazamos que el Estado lo haya premiado con una alta suma proveniente de nuestros impuestos y destinada a su distribución, incluyendo explícitamente su difusión entre la juventud, que es la más vulnerable a ser manipulada por agitadores comunistas.

por JDGV / LACH / LPP


FUENTES

Además de las citadas en las notas, se utilizaron principalmente las siguientes:

CRAIG Jr., Wesley W. El movimiento campesino en La Convención, Perú: La Dinámica de una Organización Campesina (1968), disponible en https://repositorio.iep.org.pe/bitstream/IEP/1038/1/Craig_Movimiento-campesino-convencion-Peru.pdf.

GUIK.PE. ¿Sabe quién es Hugo Blanco?, https://guik.pe/2020/06/21/sabe-quien-es-hugo-blanco/.

RUBIO GIESECKE, Daniela. Un asunto pendiente: Las guerrillas peruanas de 1965 (2008), disponible en http://www.desco.org.pe/recursos/sites/indice/760/2148.pdf.







[1MINISTERIO DE GUERRA. Las Guerrillas del Perú y su Represión, tomo III, 1966.

[2BLANCO, Hugo. No aislemos a “Sendero”, “El Diario Marka”, 21-4-1982, facsímil disponible en http://grancomboclub.com/wp-content/uploads/2014/06/LuchaarmadaIU4.png.

[3MARTÍNEZ, Malena. Cinco trotskistas y Hugo Blanco (video), https://vimeo.com/malenamtz/troskos.

[4Revolución y Contra-Revolución, pág. 54. Tradición y Acción por un Perú Mayor, Lima 2005.

[5MINISTERIO DE CULTURA. Comunicado 180620, del 18-6-2020, en https://www.gob.pe/institucion/cultura/noticias/187651-comunicado-180620.

[6Hugo Blanco todavía dispara, una crónica de Fernando Vivas – "El Comercio", 22-6-2020, en https://elcomercio.pe/politica/hugo-blanco-todavia-dispara-una-cronica-de-fernando-vivas-documental-rio-profundo-mincul-noticia/.

[7MINISTERIO DE JUSTICIA Y DERECHOS HUMANOS. Registro Único de Víctimas acredita más de 249 mil víctimas del periodo de violencia, en https://cman.minjus.gob.pe/registro-unico-de-victimas-acredita-mas-de-249-mil-victimas-del-periodo-de-violencia/.





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