En la apertura del Sí­nodo de la División

Los católicos reafirman su fe en la Iglesia de siempre

Julio Loredo

El Papa Francisco ha inaugurado el miércoles 4 de octubre la XVI Asamblea General del Sí­nodo de los Obispos, más conocido como “Sí­nodo de la Sinodalidad” . Este Sí­nodo debí­a incorporar a todo el “pueblo de Dios” para “caminar juntos” . De hecho, el lema del sí­nodo es ”comunión, participación, misión”. En cambio, todo parece indicar que pasará a la historia como el Sí­nodo de las divisiones.

Lejos de hacer participar a todo el pueblo de Dios, o al menos a una parte representativa de él, en el proceso sinodal apenas ha tomado parte una pequeña minorí­a que, casualidades de la vida, son los mismos marginales progresistas que, desde los años sesenta, han querido trastocar la Iglesia de Dios. En otras palabras, la agenda del Sí­nodo es la agenda de la vieja izquierda, agravada por algunos desarrollos más recientes. El verdadero pueblo de Dios ha sido excluido en gran medida de las consultas, y también lo será de las discusiones en el recinto sinodal, ya que el Papa Francisco ha impuesto confidencialidad: los trabajos se llevarán a cabo en secreto, a despecho de la “comunión” y la “participación” .

Y aún más. Quienes disienten de la lí­nea impuesta por los progresistas suelen ser maltratados. “Anoche salí­ frustrado de la reunión sinodal ”afirma Mons. Gregor Maria Hanke, obispo de Eichstatt”. Los que discrepaban de la mayorí­a fueron, una vez más, abofeteados verbalmente” .

Parece paradójico, pero este Sí­nodo, que deberí­a unir a los fieles, en cambio los ha dividido más que nunca. “Para mí­, personalmente, este camino no ha sido nada fácil ”afirma monseñor Heiner Wilmer, uno de los principales iniciadores del Sí­nodo”. Veo mucho sufrimiento fí­sico y mental. La brecha entre los miembros del Sí­nodo parece agrandarse” .

La fisura obedece a un hecho fundamental: se quiere cambiar la estructura de la Iglesia y su Magisterio en puntos que nadie, ni siquiera el Romano Pontí­fice, puede tocar, porque pertenecen al Depositum Fidei confiado por Nuestro Señor a su Esposa. Y muchos fieles, precisamente por devoción a la Iglesia de todos los tiempos, discrepan de ello.

Por eso, un número creciente de fieles ha comenzado a manifestar su preocupación y su malestar por la distorsión de la Esposa de Cristo prevista por el Sí­nodo. Una herramienta importante para dar forma a este movimiento de base ha sido el libro publicado por las TFPs: “El Proceso Sinodal: Una caja de Pandora” , escrito por José Antonio Ureta y el suscrito. Traducido a once idiomas, este libro alcanzó inmediatamente la categorí­a de best seller, y fue comentado por cientos de periódicos de todo el mundo, incluidos el New York Times, el Washington Post y otros órganos de la gran prensa.

En medio de la campaña mundial de difusión de este libro, en Roma, en el corazón de la cristiandad, estalló una verdadera bomba nuclear: un grupo de cinco cardenales hizo pública una Notificación al Pueblo de Dios: “Nosotros, miembros del Sagrado Colegio Cardenalicio (...) teniendo presente la responsabilidad de los Cardenales que asisten al Romano Pontí­fice, ante las diversas afirmaciones hechas por algunos altos prelados sobre la celebración del próximo Sí­nodo de los Obispos, que son manifiestamente contrarias a la doctrina y disciplina constantes de la Iglesia, y que han generado y siguen generando entre los fieles y demás personas de buena voluntad una gran confusión y una caí­da en el error, hemos expresado al Romano Pontí­fice nuestra más profunda preocupación. Recurriendo a la práctica probada de presentar dubia [preguntas] a un superior para darle la oportunidad de aclarar, a través de sus responsa [respuestas], la doctrina y la disciplina de la Iglesia, mediante nuestra carta del 10 de julio de 2023 presentamos al Papa Francisco cinco dubia, de las que adjuntamos copia” .

Los cinco cardenales firmantes de las dubia: el alemán Walter Brandmüller, el mexicano Juan Sandoval Íñiguez, el norteamericano Raymond Leo Burke, el chino Joseph Zen Ze-kiun y el guineano Robert Sarah.

El Vaticano respondió a las Dubia, de forma privada y por tanto impublicable, con una carta redactada insólitamente en español, que no sólo no seguí­a la práctica canónica exigida para estos casos, sino que no respondí­a en absoluto. Al contrario, proponí­a formulaciones que, si acaso, aumentaban la preocupación de los prelados.

Los cardenales tuvieron entonces que presentar al Santo Padre una Reformulación de las Dubia, ante la cual Francisco prefirió guardar silencio. Ante este silencio, el lunes 2 de octubre, los cardenales decidieron publicar los dos documentos ”las Dubia y su Reformulación” precedidos de la citada Notificación.

La reacción del Vaticano fue inmediata. El Dicasterio para la Doctrina de la Fe, dirigido por el Cardenal Ví­ctor Manuel Fernández y a su vez hizo pública la Respuesta a las Dubia, presentándola hábilmente como la respuesta final a los cardenales, cuando en realidad se trataba de una respuesta privada a la primera formulación de las Dubia. Varios vaticanistas han comentado la falta de honestidad de tal procedimiento.

En este clima eclesial caldeado, al dí­a siguiente, de nuevo en Roma, a cien metros del Vaticano, se celebró una conferencia titulada "La Babel Sinodal" con la participación de dos firmantes de las Dubia: los cardenales Raymond Burke y Robert Sarah. Organizada por la Nuova Bussola Quotidiana, la conferencia fue un lleno total, atrayendo sobre todo la atención de la gran prensa nacional e internacional.

Panel de oradores del Congreso Internacional «La Babel Sinodal».

Presentados por Riccardo Cascioli, director de la Nuova Bussola Quotidiana, los ponentes fueron el padre Gerald Murray, eminente canonista americano, y el profesor Stefano Fontana, filósofo y director del Observatorio Van Thuan de Doctrina Social de la Iglesia. El primero demostró cómo la sinodalidad no sólo no tiene fundamento en el Derecho Canónico ni en el Magisterio de la Iglesia, sino que los tergiversa, dando lugar a una especie de revolución permanente cuyo final no es distinguible. A su vez, el Prof. Fontana explicó las doctrinas filosóficas, historicistas e inmanentistas que sustentan la mentalidad sinodal. Y esto también es un peligro, ya que corta de raí­z cualquier posibilidad de llegar a una verdad o regla moral objetivas.

El cardenal Raymond Burke clausuró la asamblea, en un discurso muy aplaudido que se encuentra reproducido í­ntegramente aquí­. Desde el principio, Su Eminencia elogió el libro de las TFP “La caja de Pandora” , para el que escribió el Prefacio: “Quisiera recomendaros de inmediato la lectura del libro de Julio Loredo y José Antonio Ureta: El proceso sinodal: Una caja de Pandora. 100 preguntas y 100 respuestas, disponible en italiano y en muchas otras lenguas. El estudio sereno y profundo que subyace en este libro es una ayuda inestimable para afrontar la omnipresente confusión que rodea la sesión del Sí­nodo de los Obispos que comenzará mañana” .

Su voz era tranquila, serena, casi calmada, como es costumbre en Su Eminencia. Sin embargo, de sus palabras emanaba una unción que acabó contagiando a casi todos los participantes. Recordando la frase evangélica, pensé: “He aquí­ un verdadero israelita en quien no hay falsedad” . (Jn 1,47). He aquí­ un verdadero hijo de la Iglesia que, en un momento de gran inquietud, y despreocupado por su propia situación, cumple con su deber de denunciar las derivas cismáticas e incluso heréticas que amenazan con manifestarse en el Sí­nodo propuesto. Y así­ da voz a los millones de fieles que no se sienten representados por el proceso sinodal, sino que, por el contrario, siguen proclamando: ¡Credo in Unam Sanctam Catholicam et Apostolicam Ecclesiam!, contra la cual las puertas del infierno no prevalecerán.





TÓPICOS RELACIONADOS:

* Descargar gratis o adquirir el libro El proceso Sinodal: una caja de Pandora: https://tradicionyaccion.net/pandora

* Libro El proceso Sinodal: una caja de Pandora, explicado por Julio Loredo, coautor: https://www.youtube.com/watch?v=UV5BVCC0g9Y







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