
El impulso que tomó en el siglo pasado la entronización del Sagrado Corazón en el mundo entero
se debe sobre todo a un extraordinario
sacerdote peruano, el P. Mateo Crawley-Boevey SS CC. Hoy, cuando
los anti-modelos -incluso eclesiásticos-
parecen ser la regla, es más que oportuno resaltar la figura de este
ejemplar sacerdote, honra de la Iglesia y del Perú.
Nació el P. Mateo -cuyo nombre de bautismo era Manuel Eduardo- en Sachaca, Arequipa, en 1875, del matrimonio del caballero inglés don Carlos Octavio Crawley-Boevey, de hidalga estirpe emparentada a los Barones de Highgrove, con doña María Murga, "arequipeña de sangre española con gotas irlandesas".