EL DESVIRTUAMIENTO DE LA PUCP EN IMÁGENES

Dos escenas, un abismo

Hay imágenes que hablan más que las palabras. Nuestra primera fotografía focaliza un aspecto de la procesión de Corpus Christi en Lima, en la década de 1950. Las autoridades de la Universidad Católica tributan su homenaje institucional al paso del Santísimo Sacramento. En primer plano se ve al Rector Monseñor Fidel Tubino, flanqueado por el R. P. Felipe Mc Gregor, su futuro sucesor, y otros directivos. Todos ellos arrodillados, compuestos, recogidos, adorando a Dios Eucaristía en esa gran manifestación pública de Fe, como compete a las autoridades de una importante institución católica, conscientes de su identidad y representatividad.

 

La segunda fotografía, dada a conocer por el diario “Correo” del 5-10-2011, contrasta violentamente con la primera. En ella aparecen el actual Rector de la PUCP, su Vicerrector y otros dirigentes de la misma, haciendo mofa del Cardenal Arzobispo de Lima. Posan sonrientes al lado de un personaje burlesco disfrazado de sotana y mitra, con el rostro cubierto por una máscara que obviamente caricaturiza a aquel dignatario de la Iglesia, con la cual la dirigencia de la PUCP sostiene un litigio administrativo y otro canónico.

Precisamente en esos días, la Asamblea de la PUCP rechazaba una solicitud de la Santa Sede para que modificase puntos de sus estatutos referentes al nombramiento del Rector; mientras una turba estudiantil —que no sería exagerdo calificar de horda— apoyaba ese rechazo, lanzando consignas de grueso calibre contra la Iglesia y el Cardenal.

 

Desde emblemas homosexuales hasta leyendas proclamando "soy comunista", "soy ateo", "soy diabólica": es la atmósfera ideológica de la Universidad que alguna vez fue católica..

Realmente, el contraste entre ambas escenas no podría ser más abismal. Y retrata bien el proceso de pérdida de identidad católica sufrida por la PUCP en el período transcurrido de una a otra imagen, hasta el punto de que esa identidad es hoy irreconocible. De la confesionalidad católica, casi nada resta. De los estilos y modos de ser católicos, mucho menos. Y al margen del nivel académico o de los litigios en curso -que no son materia de estas líneas- lo cierto es que ideológicamente la PUCP se ha convertido en foco difusor de un igualitarismo relativista identificado con posiciones sociopolíticas de izquierda. Al punto que el curriculum de su actual Rector lo señala como ex-dirigente de Izquierda Unida y del marxista Partido Socialista Revolucionario. O sea, situado en las antípodas del pensamiento católico.

Irónicamente, la referida Asamblea universitaria aprobó “Reafirmar la identidad católica de la Universidad, inspirada en los valores y principios del cristianismo”. ¿Pero de qué valor concreto es tal “reafirmación”? ¿De qué “cristianismo” nos están hablando, cuando simultáneamente se ultraja así la dignidad eclesiástica, en la persona del máximo representante de la Iglesia en el Perú, su Cardenal Primado?

Lo que tal vez explicaría esta evidente contradicción es que, según circula en ambientes de la misma PUCP, sus dirigentes temerían perder la denominación de Pontificia y Católica, porque esto les significaría perder los sustanciales beneficios (sobre todo de orden económico, como exenciones tributarias y otros) que tales títulos le proporcionan. Ese interés material, aliado al prestigio del nombre, sería el último y tenue hilo que mantiene a dicha casa de estudios vinculada a la Iglesia. “Amor al chicharrón”, que le dicen....

Pero ese es otro tema. Lo que estas imágenes retratan es una realidad tangible, cruda e innegable: la Universidad Católica está dejando de serlo. Ese es el hecho, por cierto lamentable; y como bien enseña Santo Tomás de Aquino, “contra los hechos no valen los argumentos”.











Portada del sitio Especiales El caso PUCP



Mensajes

  • Si no consideramos falta de respeto a caricaturas de personajes que defendieron al pueblo, como Alfonso Barrantes, ¿por qué tiene que ser esta escenificación una falta de respeto?

    • La respuesta es muy fácil, Tito. No existe función más elevada que el sacerdocio, y por eso la dignidad eclesiástica no es caricaturizable, porque el sacerdote representa a Nuestro Señor Jesucristo; y si, como en este caso, el eclesiástico objeto de la burla acumula simultáneamente la dignidad sacerdotal, la episcopal (de sucesor de los Apóstoles) y la cardenalicia (que lo hace Príncipe de la Iglesia, y por tanto Papa potencial), la irreverencia se convierte en una ofensa que conforme el caso puede ser muy grave.

      Es lamentable que en la actualidad el sentido moral, y el propio sentido común, se hayan perdido hasta tal punto que se pueda considerar que da lo mismo caricaturizar a un simple político que se hacía llamar "Frejolito", o a la principal dignidad de la Iglesia en el Perú, su Cardenal Primado.

    • Estamos malacostumbrados a ver como normal el faltar el respeto a los personajes públicos. Confío en que, con el tiempo, perfeccionaremos nuestra civilización también en ese aspecto. Una cosa es oponernos con fundamento, con ideas y palabras claras, y a veces hasta con un sano humor que no ofenda injustamente. Otra cosa es lo que vemos continuamente por los medios de comunicación, muchas veces degradante.

      Recuerdo que a Barrantes no le gustaba el apodo de "Cuervo", porque aludía al luto que él guardó durante mucho tiempo por su madre. Eso, por ejemplo, es un humor inaceptable. Lo cual no quita que discrepemos de su ideología.

      Ahora, mientras mayor es la superioridad del ofendido con relación al ofensor, más grave es la ofensa. P. ejm., si alguien insulta a su tío es peor que si insulta a su primo. Si alguien se burla de un sacerdote, que ha recibido las atribuciones de perdonar las ofensas contra Dios y de renovar la entrega de Jesús por nosotros (¡sublimes misterios!), es aún más grave. Si éste ha recibido la plenitud del sacerdocio convirtiéndose en obispo, es mayor la ofensa. Peor aún si tiene autoridad sobre uno porque el Vicario de Cristo lo nombró gobernante espiritual de un territorio, como Lima. Y se agrava un poco más desde que el mismo Papa le otorgó la dignidad honorífica de Cardenal.

  • No pensé que el Dr. Marcial sea tan Marxial

  • Don José de la Riva Agüero y Osma, el gran benefactor de la PUCP, legó su herencia a la PUCP que se ve en la foto de archivo que muestra al entonces rector, Monseñor Tubino, , y no a una universidad diferente a la que se ve en dicha foto, hecho que ha quedado clarísimamente demostrado en la Sentencia del Tribunal Constitucional, sentencia que invito fervientemente a leer por ser un modelo de claridad meridiana, proceso judicial que, además, fue iniciado por las actuales autoridades de la PUCP y no por el Arzobispado de Lima, como muchos han pretendido hacer creer. El gran benefactor no hubiera legado su herencia a la foto que muestra al rector y vicerrectores de lo que es actualmente la PUCP, lamentablemente. El gran benefactor de ninguna manera hubiese legado nada a la foto que muestra a esa horda de fácilmente manipulables "estudiantes" exaltados, azuzados por las actuales autoridades. Pronto llegará el Visitador Apostólico, en representación del Sumo Pontífice: espero que pronto todo se vea más claro y que la universidad vuelva a ser Pontificia y Católica. Felizmente hay otras universidades en Lima y en el Perú para los que prefieran optar por otro tipo de formación: quizá sea el caso de las actuales autoridades y de esas "hordas" de estudiantes exaltados, azuzados por quienes deberían ser sus formadores y sus educadores.

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