“CARAVANA SAGRADA FAMILIA”

Encuentro con el Perú profundo

En una sociedad saturada de anti-modelos revolucionarios y neo-paganos, muchos católicos parecen sentir vergüenza de mostrarse enteramente como tales. Por cierto no es ésa la actitud de los miembros de Tradición y Acción, que sin respeto humano manifiestan su fe por la palabra y el ejemplo, en especial defendiendo los principios y valores cristianos más atacados y amenazados, como lo es hoy la institución de la familia.

Todos los años, jóvenes miembros de Tradición y Acción dedican el período de vacaciones a recorrer el interior del Perú difundiendo publicaciones de contenido católico y manteniendo un intenso y fecundo contacto con el público. Este año la “caravana” fue acompañada por jóvenes simpatizantes que se ofrecieron como voluntarios y puesta bajo el patrocinio de la Sagrada Familia, dando especial énfasis a la defensa de la familia tradicional, blanco de una acometida revolucionaria que busca imponer al Perú, entre otras aberraciones, las “uniones civiles” homosexuales.

Para alertar sobre esa ofensiva se difundió el libro Defendamos la familia: porqué debemos oponernos al “matrimonio” de personas del mismo sexo y al movimiento homosexual, y un volante en colores resumiendo en 10 puntos la doctrina de la Iglesia al respecto, ilustrado con la fotografía de un bello cuadro virreinal peruano que muestra a San José y la Virgen llevando de la mano al Niño Jesús.

Haga click en la foto para descargar gratis el volante que es repartido en nuestras campañas.

Fue también divulgado un catecismo mariano, ideado para dar al pueblo argumentos para defenderse del proselitismo anti-católico de las sectas, y un libro sobre el mensaje de Fátima, que destaca la impresionante concordancia de lo que sucede en el mundo de hoy con las proféticas advertencias de la Santísima Virgen en 1917.

Durante más de un mes, del 10 de enero al 14 de febrero, la caravana recorrió seis departamentos: el Sur de Lima, Ica, Arequipa, Puno, Cusco y Madre de Dios. En el Cusco se les incorporó, durante una semana, un contingente de entusiastas jóvenes brasileños, lo que dio ocasión de realizar llamativas campañas —con banda de música incluida— en la Ciudad Imperial y pueblos aledaños, y por fin en Puerto Maldonado.

Desde esa ciudad amazónica los brasileños regresaron a su país con la alegría del apostolado realizado, así como gratamente impactados por la grandeza del Cuzco y la acogida de sus gentes. Y los peruanos retomaban el itinerario prefijado, por lugares que variaban desde la selva hasta la puna, donde nunca antes habían ondeado los estandartes del león rampante: San Gabán, Ollachea, Macusani, Ayaviri...

Por cierto les tocó enfrentar toda especie de imprevistos, como interrupción de carreteras por derrumbes, trochas casi intransitables, badenes convertidos en torrentes, etc.

En contrapartida, por todas partes la receptividad fue calurosa. Los emblemas de campaña —estandartes y capas propagandísticas— atraían tanto al público que gente de toda edad pedía para fotografiarse junto a los participantes de la caravana. Era también frecuente que las personas se emocionaran de ver a jóvenes defendiendo con convicción los valores religiosos y familiares tradicionales. En Cusco una señora llegó a decirles: “Viéndolos, tengo esperanza de que la Fe no morirá”.

En todo el recorrido fue una constante que las familias ofrecieran a los jóvenes propagandistas refrescos y alimentos. En Cusco y Tambopata, sacerdotes y religiosas amigos se esmeraron en conseguirles gratuitamente el hospedaje y la alimentación diaria (¡y eran 45 personas!). En Urubamba un señor les cedió su espaciosa y confortable casa de campo para que se alojasen durante su actuación en el Valle Sagrado. Y esa generosidad se repetiría después con el contingente peruano, en Ayaviri, Juliaca, Puno, Arequipa, Lomas, Nazca, Ica...

Las más de 2.000 publicaciones difundidas, sumadas a decenas de miles de volantes, dan idea de la receptividad encontrada. Pero lo más digno de nota ha sido, sin duda, la consonancia de la población con los jóvenes propagandistas. Fue un encuentro del Perú profundo, tradicional y hondamente religioso, con la militancia católica en los días actuales: una especie de arco voltaico entre la llamada “gracia fundacional” del Perú —una extensión de la Contrarreforma en tierras americanas, que aún perdura— y la gracia nueva que despunta, la Contra-Revolución del siglo XXI.

De la simbiosis entre esas dos gracias —la del pasado y la del presente— está naciendo el Perú católico del mañana: miles de peruanos son fortalecidos en sus convicciones nacidas de la fe, al contacto con un mensaje de aliento y esperanza, bien sintetizado en uno de los eslóganes de la campaña: “En un mundo que se derrumba, un ideal se levanta: / Tradición, Familia, Propiedad, – las ideas del futuro”.

Si tienes entre 16 y 23 años y deseas participar de campañas de difusión católica en el interior del Perú en vacaciones, haz click aquí










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