DEBATE SOBRE “GÉNERO” EN LAS ESCUELAS PERUANAS

Ministra de Educación: una “desinformación” que no existe, sobre una ideología que sí existe

Cruzada por la Familia, una iniciativa de Tradición y Acción, participó de la multitudinaria e histórica marcha del #4M.

Tras la impresionante movilización ciudadana del pasado 4 de marzo en varias ciudades del país, en rechazo a la enseñanza de la ideología revolucionaria de “género” en las escuelas, la ministra del ramo Marilú Martens desestimó la protesta, afirmando que “en ninguna parte [del plan escolar] se habla de ideología de género” [1].

La afirmación es de un infantilismo desolador. ¿Acaso el “no hablar” de una cosa significa que tal cosa no existe? ¿Acaso el error y el mal no se presentan habitualmente encubiertos, para mejor engañar a los incautos? Y esto, ya desde el comienzo de la historia humana, con la serpiente del Paraíso...

Pero según la peculiar argumentación de la ministra, malhechores ideológicos como Lutero o Calvino no serían herejes, pues nunca “hablaron” de que lo fueran, presentándose apenas como reformadores; y monstruos como Lenín, Hitler, Stalin o el “camarada Gonzalo” tampoco habrían sido genocidas, ya que nunca “hablaron” de serlo. Realmente el primarismo de su raciocinio nos deja estupefactos: ¡sería de esperar que una ministra de Educación mostrase una forma más seria de argumentar!...

El 4 de marzo, en varias ciudades del país, los peruanos nos manifestamos en rechazo a la enseñanza de la ideología revolucionaria de “género” en las escuelas,

Señora ministra, una ideología no necesita definirse como tal para serlo. Basta que muestre que lo es, en aquello que predica. Como dice el refrán, “Si tiene forma de pájaro, alas, pico y plumas de pájaro, y vuela como un pájaro... ¡es un pájaro!”

¿Y quién podrá negar que enseñarles a niños y adolescentes peruanos a “construir” un fantasioso “género” e inducirlos a vivir “una sexualidad plena y responsable”—invadiendo así un terreno que es de responsabilidad exclusiva de los padres— hace parte de esa ideología corruptora?

Pero en vez de reconocerlo, la Ministra acusa a los críticos del Currículo Nacional de Educación Básica de ser agentes de una “campaña de desinformación. Y remata diciendo que le preocupa “que los padres estén atemorizados de algo que no existe en el Currículo Nacional” [2]. ¡Como si no estuviera demostrado ad nauseam que sí existe!

Ministra Martens: ¿Ideología de género??? ¡¿dónde?!!

¿Quién es aquí el que “desinforma”, señora Ministra? Recordemos que representantes de la iniciativa ciudadana “Con Mis Hijos No te Metas” han sustentado su protesta en los propios textos del Ministerio de Educación, probando que varios pasajes sí corresponden a la ideología revolucionaria de género. Y no han sido refutados.

Si se desea analizar el caso con honestidad intelectual y exención de ánimo, podemos suministrar a la Ministra más datos probatorios de que los textos cuestionados sí están infectados de esa ideología perversa, de raíz neomarxista y hedonista.

Tememos, sin embargo, que a estas alturas un gobierno que se viene caracterizando por desoír el clamor de las familias peruanas no está para nada interesado en considerar esos datos, que en breve publicaremos. Lo que en cambio sí parece querer es imponerle al país —a como dé lugar— lo que la ministra de la Mujer Ana María Romero denomina “cambio cultural” [3], y que no es sino una forma de la revolución cultural amoral y anticristiana que hoy devasta el mundo.

La ministra de la Mujer, Ana María Romero, dice querer imponer un “cambio cultural” en nuestro país.

Es lo que prueba la resolución ministerial N° 159-2017 publicada el 8 de marzo, que en materia de género es pura y simplemente más de lo mismo, con algunos ligeros cambios cosméticos de palabras, pero sin ningún cambio de sentido ideológico: el Estado sigue prevaleciendo sobre la familia [4].

Abramos pues los ojos: el actual gobierno peruano, supuestamente liberal, en materia cultural lo es solo en la apariencia, ya que actúa de hecho como guardián de un “pensamiento único” que se quiere imponer a la Nación. Y en esa medida camina para convertirse en una dictadura ideológica.

Pero felizmente los peruanos somos un pueblo inteligente. Rápidamente la ciudadanía está tomando conciencia de la gravedad de la ofensiva de género. Con ideas claras acerca del verdadero alcance y perversidad de esta revolución, y la disposición de enfrentarla por todos los medios lícitos, tendremos condiciones de atajarla y defender con éxito a nuestros hijos.











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