HACIA LA CRUCIAL SEGUNDA VUELTA

Abstención electoral en Chile: ¿“Después de mí, el diluvio?”

Sebastián Piñera, candidato ganador de la primera vuelta.

La primera vuelta de las elecciones presidenciales en Chile se reviste de particular interés para los peruanos, no solo por tratarse de un país vecino al que nos unen tan estrechos lazos, sino también por las tendencias que el resultado electoral evidenció, con posible repercusión a medio plazo sobre nuestro país.

Un escenario paradójico y contradictorio

Lo primero que debemos destacar son dos hechos aparentemente contradictorios: de un lado la polarización ideológica de casi la mitad del electorado (46%). y de otro lado la indiferencia de más de la otra mitad, reflejada en un abstencionismo del 54%.

La polarización, que se mantenía latente, ahora se volvió patente. Para vencer en la primera vuelta Sebastián Piñera tuvo que presentar un programa mucho más claramente anti-socialista que el de su gobierno anterior, debido al deslizamiento de su base electoral, el centro conservador, hacia posiciones cada vez más a la derecha.

Ese deslizamiento se reflejó en el apoyo a la derecha más definida, cuyo líder José Antonio Kast se presentó como independiente con un programa de “reconstrucción política, institucional y moral”. La encuestadora CEP no le asignaba más del 2,2%, pero sorpresivamente obtuvo casi un 8%.

Antonio Kast; la encuestadora CEP no le asignaba más del 2,2%, pero sorpresivamente obtuvo casi un 8%.

De su lado la izquierda radical aglutinada en el Frente Amplio, a la que las encuestadoras asignaban un 10% de apoyo, se alzó con el doble de lo previsto: 20,3%. Fue la gran novedad de esta elección, aunque en número de votos haya sido superada por la izquierda oficialista —mal llamada “moderada”— encabezada por Alejandro Guillier, quien obtuvo el 22,7%, y pasó así a la segunda vuelta.

La democracia cristiana, cuyo triste papel de arrastrar católicos hacia posiciones cada vez más opuestas a la doctrina de la Iglesia le ha causado un irreversible desgaste, concurrió separada de la coalición de gobierno y sufrió lo que fue considerado una “dura derrota”, obteniendo un magro 5,8%.

Pero el vencedor absoluto de la elección ha sido la abstención: ¡casi 55%!, a la que deben sumarse el 1,7% de votos en blanco o nulos. Lo que significa que a tres de cada cinco chilenos pareció no interesarles quién los va a gobernar...

Con ello, como comenta el sitio católico “Credo Chile”, “el triunfo del candidato de la izquierda en segunda vuelta, parece estar garantizado” por la simple suma de votos de esa corriente; salvo si Piñera logra persuadir a la amplia mayoría de no votantes “que si se mantienen en su actitud prescindente, Chile puede transformarse en la próxima Venezuela de América Latina”. Porque el peso de la izquierda radical en un eventual gobierno Guillier podrá conducir fácilmente a un un escenario de caos.

El candidato oficialista Alejandro Guillier, quien pasó junto a Pinera a la segunda vuelta, es respaldado plenamente por el Partido Comunista.

La opción ideológica emerge con mucha más nitidez

Así, la opción ideológica se presenta en la segunda vuelta mucho más nítida. “El optimismo que contagió a todos los anti izquierdistas en el período previo a la primera vuelta —señala “Credo Chile”— desaparece también del escenario para dar lugar al enfrentamiento de dos tipos de país, enteramente opuestos: un Chile cristiano que no quiere romper con su pasado, frente a un Chile agnóstico y amoral, que pretende cortar todas sus raíces, encaminándose hacia el abismo en que hoy se encuentra Venezuela”.

El fiel de la balanza será la mayoría de indiferentes, y todo dependerá de que se consiga despertarla. Para ello, agrega “Credo Chile”, Sebastián Piñera “no debe caer en la ilusión que entrando por la vía de las concesiones a los postulados del adversario político, podrá atraerse el apoyo de los no votantes. Estos sólo se movilizarán en defensa propia, y para ello hay que mostrarles que serán gravemente perjudicados en la vida de todos los días si triunfa Guillier”.

* * *

Luis XV: “Después de mí, el diluvio”

Pocos años antes de la Revolución Francesa, el egocéntrico rey Luis XV profirió la célebre frase “Después de mí, el diluvio”. Ella retrata bien la indolencia cínica y suicida del monarca ante la tempestad que se avecinaba. Y, tal como vaticinó, después de él llegó, arrasador, el diluvio revolucionario…

Un estado de espíritu similar parece dominar hoy a la mayoría abstencionista de los electores chilenos, a pretexto, en buena medida, de la notoria degradación de la política y la desconfianza ciudadana que genera.

Urge, por lo tanto, mostrar a esos indolentes “todas las consecuencias que su actitud le traerá en perjuicio propio”, señala “Credo Chile”, para hacerlos salir de una displicencia que podrá resultar nefasta. Esperemos que una campaña electoral inteligente les abra a tiempo los ojos, y Chile evite así colocarse, por pura desidia, al borde del precipicio revolucionario.


FUENTES:
1. http://www.credochile.cl/vistazo-de-la-semana/las-elecciones-el-fin-de-los-matices/
2. http://www.t13.cl/noticia/politica/resultados-elecciones-2017-candidatos-presidenciales
3. http://www.diarioelmarino.cl/2017/11/19/perfil-presidencial-2-jose-antonio-kast-rist-independiente/
4. http://www.huffingtonpost.com.mx/2017/11/18/chile-se-prepara-para-elecciones-presidenciales-este-domingo_a_23281930/











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