ENTREVISTA A ETTORE GOTTI TEDESCHI, EXPRESIDENTE DEL “BANCO VATICANO”

El papel decisivo de la institución familiar en la economí­a

En nuestro tiempo se atribuye gran importancia a la economí­a; muchos la consideran eje de la sociedad y centro de la vida humana. Las crisis económicas angustian a los pueblos. Las concepciones ideológicas sobre la economí­a, como el liberalismo y el marxismo, acarrean grandes consecuencias para las naciones. Observando las cosas desde una perspectiva católica, ¿qué importancia se debe dar a las cuestiones económicas? ¿Qué importancia tiene la familia para una economí­a sana? ¿No se debe tocar el medioambiente para satisfacer las necesidades humanas? ¿Qué perspectivas abre el evento “La Economí­a de Francisco” , promovido por el Papa durante este fin de semana? Estos y otros temas son comentados en esta entrevista, realizada por nuestro asociado Julio Loredo para la revista “Catolicismo” de Brasil.

El entrevistado, Ettore Gotti Tedeschi, es banquero, economista, profesor universitario, escritor, expresidente del IOR (Instituto para las Obras de Religión, conocido informalmente como “el banco vaticano” ). Él nos explica que subestimar el papel de la familia produce crisis socioeconómicas y culturales. Para él, “el detonante del colapso económico fue el colapso de los nacimientos, debido a las teorí­as ambientales malthusianas” , cuyo fruto fue el envejecimiento de la población.

Como católico apostólico romano y como hombre público, ¿cuál es su enfoque de la Economí­a?

Hoy la economí­a parece haberse convertido en una herramienta para asustar y para distorsionar la visión moral, por lo que tengo mucho cuidado al abordar el tema. Vea Ud., toda decisión económica tiene consecuencias morales y toda visión moral influye en el uso de instrumentos económicos. Pero la Economí­a no es una ciencia [exacta]. En pocas palabras, la “manzana” de la Economí­a no es la “manzana de Newton” ; una decisión económica rara vez produce el efecto deseado.

Cuando la economí­a está sujeta a proyectos “polí­ticos” (para “asustar” ), puede verse tentada a inventar utopí­as (piense en el marxismo). Pero si estas utopí­as se incorporan al Magisterio de la Iglesia, corren el riesgo de producir herejí­as (piense en la pseudoteologí­a de la liberación). Incluso una herejí­a puede influir en el comportamiento económico (piense en el luteranismo).

La Moral y la Economí­a están muy conectadas, por eso la Iglesia intervino, a partir de León XIII, al proponer su propia Doctrina Social. Hoy, como se considera que la Iglesia ya no debe dedicarse a la enseñanza y la evangelización, la antigua Doctrina Social Católica se ha vuelto inaplicable; pero parece estar emergiendo una nueva, que tal vez sea propuesta en el evento de Así­s (“La Economí­a de Francisco” ).

Como acabo de decir, la Economí­a también puede convertirse en una herramienta aplicable para distorsionar la visión moral. En un reciente documento pontificio (Evangelii Gaudium), leemos que hay una economí­a que mata y el peor de los males sociales es la desigualdad ”es decir la mala distribución de los recursos económicos” y no el pecado. Sin embargo, como explican con absoluta claridad Juan Pablo II en Sollicitudo Rei Socialis y Benedicto XVI en Caritas in Veritate, quien usa bien o mal el instrumento económico es el hombre, por tanto es el hombre el que debe formarse, debe convertirse. No es la herramienta lo que necesita cambiarse.

Al leer aquellas consideraciones me preocupé. Y la preocupación aumentó cuando noté en el pontificado actual el énfasis puesto en los temas económicos. Hasta ayer, la Iglesia no tení­a que ocuparse de la economí­a, sino, máximo, de las conciencias individuales. Hoy se dirí­a que ella debe y quiere ocuparse solo de la economí­a, y apenas secundariamente de las conciencias. Pero parece abordar problemas económicos ”tales como la pobreza, el capitalismo, las finanzas, la desigualdad, la redistribución de la riqueza, la migración, el medio ambiente, etc.” sin conocimiento de sus causas, sino solo de los efectos. La sospecha, por tanto, es que hasta se podrí­a pensar en usar la herramienta económica para fines hasta ahora inimaginables, ¿quizás para reinterpretar el propio Génesis?

¿Cuáles son sus previsiones sobre las propuestas que pueden surgir el próximo 21 de noviembre en Así­s, con motivo de la conferencia de Economí­a convocada por el Papa Francisco?

Leyendo los textos de los organizadores y de los principales invitados, puedo imaginar, más que hacer previsiones, que esta conferencia tratarí­a de establecer reglas para una nueva doctrina social de la Iglesia. También puedo imaginar que, a juicio de los organizadores, se haga necesaria una nueva doctrina social cristiana, ya que el Génesis hasta el dí­a de hoy se habrí­a malinterpretado y, por tanto, utilizado mal.

La famosa comprensión de la “realidad” , muy enfatizada en este pontificado, explicarí­a que el hombre no es una prioridad en la creación, porque, habiendo abusado de ella, desequilibró el orden de la creación. El resultado serí­a la necesidad de reducir su propio papel en la creación, quizás llevándolo a identificarse nuevamente con la naturaleza, como los pueblos primitivos y paganos (piense en el Sí­nodo de la Amazoní­a).

Aún no entiendo bien si esto fue algo preliminar a la necesidad de convencer a todos para que reconozcan en el ambientalismo una religión universal para la humanidad, según el nuevo Génesis reconstruido. Se puede deducir que el nuevo bien común esté centrado en la conservación del medio ambiente, y no en el hombre codicioso y egoí­sta.

En Así­s, se podrá intentar explicar cómo hacerlo, proponiendo cambios en las estructuras y herramientas socioeconómicas del sistema capitalista. Tales cambios podrí­an agradar a muchos hombres, sin embargo perjudicarí­an a la creación, ya que se oponen a la aparición de desigualdades basadas en modelos meritocráticos.

También podrí­a ser que en Así­s se proponga una “rehumanización” de la economí­a, cambiando el “viejo y equivocado orden natural” a través de la propuesta de un nuevo humanismo ambiental. El significado de la vida humana podrí­a no ser tanto su salvación eterna, sino, en primer lugar, la salvación de la naturaleza. Veremos.

¿Cuál es el papel de la familia en la economí­a?

La familia merecerí­a el Premio Nobel de Economí­a. Y la Iglesia Católica también merecerí­a este premio, por el valor que atribuye a este indispensable núcleo social. El valor económico de la familia proviene del estí­mulo, empeño y acciones responsables, que buscan apoyar y organizar su propio desarrollo. En una sociedad donde no se valora la familia, los perjuicios económicos son enormes.

En una familia se originan proyectos que demandan grandes compromisos en la generación de riqueza, ahorro, inversión. En su seno surgen saludables estí­mulos competitivos, especialmente gracias a la educación y formación subjetiva de cada miembro que, en perspectiva, se convierte en un motor de producción de riqueza que beneficia a toda la sociedad. Además, la familia absorbe los problemas sociales y económicos de sus miembros, sin trasladarlos al Estado; tiende a ayudar y proteger a sus miembros más débiles y vulnerables, que de otro modo siempre pesarí­an sobre la sociedad.

La familia asume así­ tres áreas de valor social, creando las condiciones para el crecimiento del Producto Bruto Interno, formando y educando, limitando así­ los costos del Estado asistencial. Por tanto, la familia es una fuente de inversión en capital humano, una fuente de gran empeño productivo, de autoproducción y de redistribución de ingresos dentro de sí­ misma. Por eso ocupa el primer lugar en la creación de riqueza en la sociedad.

Ignorar o despreciar ese papel, en vez de incentivarlo, es una de las principales causas del declive socioeconómico y cultural de la sociedad. Si un paí­s no cree en la familia, verá desplomarse el crecimiento de la riqueza producida y su bienestar económico y social.

Si la familia cotizara en bolsa, serí­a la mejor inversión para crear riqueza sustentable. Por el contrario, no es amada como deberí­a ser, porque compite en la educación con el Estado, además de ser considerada una "invención" de la religión católica. Ya solo por esta razón, la religión católica y sus valores naturales y sobrenaturales deberí­an ser estudiados con mayor profundidad.

Antes de la pandemia del coronavirus, Europa y todo Occidente alcanzaron una situación económica insustentable. ¿Cómo fue posible eso?

Eso se hizo posible haciendo que Europa y todo Occidente renegaran de las leyes naturales inherentes a sus raí­ces cristianas, negando el principio de protección a la vida humana. Históricamente, esto sucedió a fines de la década de 1960, debido a la confluencia de tres eventos que nunca serán suficientemente explicados y comprendidos: [la revolución de la Sorbona en mayo de] 1968; la conclusión del Concilio Vaticano II; y el nacimiento del Nuevo Orden Mundial (piense Ud. en la globalización).

El hecho económico más contundente, que encendió el detonante del colapso económico, fue el colapso de los nacimientos, a causa de la aplicación de las teorí­as ambientales malthusianas. Debido al colapso de los nacimientos en Occidente, la tasa de crecimiento del PBI se ha desacelerado. ¿Cómo puede crecer el PBI si la población disminuye? Para sustentar el PBI en Occidente, se inventó el consumismo; es decir, se compensa la falta de crecimiento natural mí­nimo equilibrado (por lo menos la tasa de reposición poblacional) con un crecimiento artificial del consumo per cápita.

En primer lugar, la expansión del consumismo sacrificó el ahorro, para transformarlo en consumo, reduciendo la materia prima de la intermediación crediticia, con efectos imaginables. El crecimiento del consumismo exigió un aumento del poder adquisitivo, lo que se logró gracias a la reasignación del lugar de producción a paí­ses con costos laborales muy bajos. Como consecuencia, hubo una rápida desindustrialización de Occidente y una industrialización acelerada y desequilibrada de Oriente. Es curioso notar que este hiperconsumo en Occidente, junto con el hiperindustrialismo de bajo costo en Oriente, es lo que genera el fenómeno medioambiental de las emisiones excesivas de CO2...

También llama la atención que algunos "sabios" de la Pontificia Academia de Ciencias del Vaticano sean los mismos ecologistas neomalthusianos que dieron origen al fenómeno. Posteriormente, al darse cuenta de que la caí­da de los nacimientos generó el fenómeno irreversible del envejecimiento poblacional ”con sus fenómenos inducidos, como el aumento exponencial de los costos de vejez, pensiones de jubilación, salud”, se percataron que el crecimiento artificial del consumo solo podí­a mantenerse haciendo que el consumidor contraiga deudas. Y el endeudamiento alcanzó niveles insostenibles, hasta que en 2007, con las quiebras bancarias, nació la crisis en curso, aún sin resolver hasta el momento de la presente pandemia de covid.

Pero un segundo fenómeno, al que ya me referí­, está creando las condiciones para transformar aún más a Occidente. Consiste en una modificación sustancial de los fundamentos éticos en el uso de la economí­a. Hasta hace unos años, estos fundamentos veí­an la economí­a como un instrumento al servicio del bienestar de la criatura. Los nuevos fundamentos éticos podrí­an correr el riesgo de transferir la centralidad a la creación y ver nocividad en la criatura, que deberá ser contenida para salvar la naturaleza.

Antes la economí­a debí­a servir al hombre, hoy tendrí­a que servir a la naturaleza para protegerla del hombre. La criatura-ambiente podrí­a tomar el puesto del hombre-criatura, y la naturaleza debe ser valorizada en sí­ misma, dejando de ser un instrumento para el hombre. Se puede especular una vez más que la economí­a se está utilizando para cambiar Génesis.

Ettore Gotti Tedeschi y su esposa con el Papa Benedicto XVI

¿Se define como un economista que hace filosofí­a en su tiempo libre? ¿O es un filósofo que trabaja en el campo económico?

Tuve una reunión privada hace tiempo con el entonces Cardenal Ratzinger, quien se convirtió en el Papa Benedicto XVI. En la ocasión, él me preguntó para qué sirve la Economí­a. Me fue fácil responder que serví­a para satisfacer las necesidades humanas. Pero me pidió que especificara esas necesidades y quién las decide.

Entonces me vi forzado a reflexionar e intuir que la necesidad del hombre, además de material, es también intelectual y espiritual. Por supuesto, la economí­a debe limitarse a lo primero, pero debe poder satisfacer lo segundo y lo tercero. Tuve la intuición, por tanto, de que el verdadero economista es quien, sobre todo, conoce al hombre. Pero en esta tierra, y en este momento, ¿quién conoce al hombre y sus necesidades mejor que un santo?

Gracias a esta reflexión, comencé a preguntarme cómo podrí­a alguien ser un buen economista, si no entendí­a cuáles son las necesidades reales que el hombre debe satisfacer. En este punto, me vi obligado a "convertirme" un poco en filósofo, preguntándome a qué hombre pretendemos satisfacer materialmente.

Filosofar también se convierte en una fuerte tentación. Ciertamente fue una fuerte tentación para mí­ poder contradecir el cogito ergo sum de Descartes (pienso, luego existo), y también comprender el pensamiento filosófico que subyace a la teologí­a de Karl Rahner. Me gustarí­a traer a la memoria que, después de dicha reunión, el Papa Benedicto XVI me llamó en 2007 para trabajar en la parte económica de Caritas in Veritate; posteriormente, me encargaron sanear las cuentas del Estado del Vaticano; y finalmente, en 2009, me nombró Presidente del IOR.

Siendo que la revista Catolicismo fue fundada por el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira, a nuestros lectores les gustarí­a saber cómo conoció a este intelectual y lí­der católico brasileño. ¿Qué impresiones le dejó tal encuentro?

Conocí­ al Prof. Plinio en São Paulo, en 1973. El motivo de esta primera visita fue entregarle una carta confidencial de Giovanni Cantoni [presidente de la Alleanza Cattolica, que propagaba el pensamiento de Plinio Correa de Oliveira en la Pení­nsula Itálica]. Hasta mi regreso a Italia, en marzo del 74, lo vi en otras ocasiones, y me obsequió el libro Reforma agraria: Cuestión de conciencia.

Una reunión con el Prof. Plinio cambia la vida de una persona; y de tal manera que, en un pequeño libro que escribí­ el año pasado, Colloqui massimi, dediqué una entrevista imaginaria al Prof. Plinio, terminándola con una pregunta provocativa. El penúltimo párrafo de la conclusión de su libro Revolución y contra-revolución comienza con el conocido dí­stico Ubi Ecclesia ibi Christus, ubi Petrus ibi Ecclesia [“Donde está la Iglesia está Cristo, donde está Pedro está la Iglesia” ]. Y mi pregunta era si todaví­a lo transcribirí­a hoy.

Ud. ha expresado públicamente su devoción a Santa Casa de Loreto y sostiene que su traslado fue milagroso. Estamos también en el año del Jubileo Lauretano, y serí­a oportuno conocer su opinión al respecto, así­ como sobre las actitudes de las autoridades eclesiásticas en Italia con respecto a esta devoción.

Presenté el libro de Federico Catani [El milagro de la Santa Casa de Loreto] en dos ocasiones, y escribí­ varios artí­culos sobre el tema, especialmente después de que el Papa declaró a “Avvenire” (18 de setiembre de 2019) que la Casa de Loreto tiene “un tesoro precioso: unas piedras de la casa de la familia de Nazaret” ; simplificación que niega implí­citamente el traspaso milagroso.

La Iglesia parece intimidada por la ciencia y el rechazo del mundo moderno a los milagros. Me temo que no está en juego la traslación milagrosa, que cualquier incrédulo insistirí­a en negar, incluso si hubiera sido fotografiada o filmada. Lo que está en juego es la negación de los milagros, por contradecir a la ciencia. Parece que hoy la Iglesia, pretende tornar verosí­mil el Credo cientí­ficamente. Esto, sin embargo, significa admitir que solo la ciencia es fuente de la verdad, y cualquier manifestación debe ser explicada cientí­ficamente, de lo contrario serí­a superstición.
En su afán por reconciliar la fe con la ciencia a toda costa para que se pueda creer en un misterio, los teólogos de hoy no quieren parecer tan rí­gidos como en la época de Galileo. Han decidido ser cientí­ficos en cuestiones de fe. Negando la evidencia más cientí­fica del traslado milagroso de la Santa Casa, transforman ese milagro medieval en un servicio de transporte de mudanzas.

¿Podrí­a contar a nuestros lectores algo sobre sus experiencias en el alto cargo que ocupó en el llamado Banco Vaticano?

Solo una consideración. En ciertas circunstancias “misteriosas” , puede ser más fácil y más gratificante en la Iglesia hacer el mal que el bien”¦.

Del 19 al 21 de noviembre se realiza en Así­s la Conferencia sobre Economí­a, convocada por el Papa Francisco. ¿Nacerá de ella una nueva doctrina social cristiana?











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