Chile: Paso firme hacia el abismo

La nación chilena ha extraviado la brújula y no da señales de recuperarla, por el momento. La Convención Constituyente y el nuevo gobierno se unen para demoler los restos de civilización cristiana, sin importarles hundir a su patria en la miseria de estilo allendista, chavista o castrista. Muchas veces Chile ha sido puesto como un modelo a imitar por los paí­ses iberoamericanos, tanto en las aventuras revolucionarios como en el éxito económico. ¿Lo será también en esta desventura?

Un pozo en el que una vez cayó, pero consiguió salir

El socialismo no es nuevo para Chile. De 1964 a 1970, el gobierno de la Democracia Cristiana encabezado por Eduardo Frei Montalva ejecutó su programa de “Revolución en libertad” . Realizó reformas que supuestamente beneficiarí­an a los pobres y evitarí­an que Chile caiga en el comunismo. No obstante, en realidad hizo que su paí­s camine hacia el socialismo y, en las siguientes elecciones, el Partido Demócrata Cristiano aportó los votos que definieron la victoria del comunista Salvador Allende.

¿Y cuáles fueron los frutos de la “Revolución con empanadas y vino tinto” que Allende habí­a prometido? En poco tiempo hundió a su propia patria en la miseria y la opresión [1].

El presidente Allende invita a su camarada Fidel Castro a pasar revista a las tropas chilenas

En 1973, cuando dicho presidente preparaba ocultamente un levantamiento armado de civiles para consolidarse en el poder, las Fuerzas Armadas se pronunciaron y acabaron con el desastre comunista.

La obvia complicidad de varios obispos e incontables sacerdotes con la izquierdización de Chile (especialmente la del cardenal Raúl Silva Henrí­quez, arzobispo de Santiago) provocó que muchos pierdan la confianza en la Iglesia y se alejen de ella.

Durante los siguientes 17 años se desarrolló un régimen fuertemente controlado por las autoridades militares, quienes aplicaron reformas de economí­a liberal. La consecuente prosperidad material que desarrolló Chile lo levantó como ejemplo internacional, siendo en buena medida imitado por el Perú a partir de 1992.

En 1990 Chile volvió a tener gobiernos elegidos por sufragio universal. Sin embargo, el sistema económico impuesto por el régimen militar habí­a resultado ”en palabras del periodista peruano Jaime de Althaus” “tan exitoso que la concertación de los partidos Socialista y Demócrata-Cristiano lo mantuvo e incluso mejoró a lo largo de décadas, hasta que el último gobierno de Michelle Bachelet introdujo reformas anti privatistas que frenaron el crecimiento y, por lo tanto, instalaron la angustia en una clase media que se habí­a expandido mucho en las últimas décadas (...)”  [2].

Una “revolución cultural” más avanzada que en otras naciones

Es preciso notar que, pese a su progreso material, en el terreno moral el paí­s fue degradado por una revolución cultural más pujante que en otras naciones de Iberoamérica, quizás porque la falta de religiosidad unida a la riqueza torna a las personas muy vulnerables a las seducciones del placer. A su vez, dejarse subyugar por éstas conduce a odiar la disciplina y la autoridad.

El “Despertar de Chile” contra el “Sistema”

Con generaciones amamantadas por la revolución cultural, crecidas en familias debilitadas que no supieron inculcarles principios, se inició en octubre de 2018 el así­ llamado “Despertar de Chile” , el cual analizamos en un artí­culo de aquel año [3]. Movimiento obviamente planificado, cuyos promotores se ocultaron para dar la impresión de una reacción popular espontánea.

Tales lí­deres supieron mover los hilos para pasar, de la protesta por el aumento en la tarifa del metro, a combatir la Constitución Polí­tica de más de tres décadas de vigencia: “No fueron los 30 pesos, sino los 30 años” . Era necesario combatir el Sistema desde sus raí­ces.

El escenario se desplazó hacia la extrema izquierda

Se conjugó la violencia callejera con la presión de la izquierda polí­tica y la prensa sobre el presidente Sebastián Piñera. Hasta los exgobernantes de centro-izquierda empezaron a despreciar sus propios logros económicos y se sumaron a las protestas por los “30 años” . No pocos parlamentarios de centro-derecha aprobaron leyes populistas e inconstitucionales. En sí­ntesis, el escenario polí­tico chileno se corrió hacia la izquierda.

Todo esto llevó al presidente a una pésima decisión: promover un acuerdo que declaró obsoleta la carta magna de 1980, y convocar un plebiscito nacional para elaborar una nueva.

Por su parte, la extrema izquierda vio en esto una oportunidad única para presentarse al margen de sus “compañeros de viaje” menos radicales, formando la alianza “Apruebo Dignidad” , tanto para las elecciones de la Convención Constituyente como, poco después, para las elecciones presidenciales y parlamentarias.

La Convención acabó siendo compuesta por una mayorí­a de izquierdistas y “tontos útiles” (no necesariamente tontos, pero sí­ muy útiles para la izquierda). Se oyeron en ella propuestas anárquicas y demoledoras de los cimientos de la prosperidad chilena, empezando por la relativización de la propiedad privada.

Polarización: Los votantes de centro-derecha no desaparecen

En un Chile polarizado, la opción derechista btuvo apreciable votación, mientras que Boric moderó su discurso para asegurar la victoria.

Sin embargo, debemos destacar que, independientemente del teatro polí­tico y su elenco de actores oficiales, el electorado de centro-derecha se mantuvo sin cambios. Así­, en las siguientes elecciones, el pacto de centro-derecha obtuvo casi el 50% de los escaños en el Senado y una buena representación en la Cámara de Diputados.

Lo más notable fue el apoyo a José Antonio Kast, quien recibió en primera vuelta mayor votación que Boric. Con un programa más derechista, obtuvo el 45% de los votos válidos al enfrentar a éste en la segunda ronda. Boric, por su parte, moderó su discurso de izquierda para asegurar la victoria.

De este modo, en Chile se repite el mismo escenario que en muchos paí­ses del continente e incluso Estados Unidos: el centro polí­tico se reduce y crecen dos posiciones completamente antagónicas.

¿Quién es Gabriel Borić?

El caudillo del nuevo modelo chileno es Gabriel Boric (36), sin profesión, empleo ni experiencia de trabajo, quien convive con una lí­der feminista pero sin tener una familia propiamente establecida.

Sus primeras actuaciones públicas fueron las revueltas estudantiles de 2011, integrando el movimiento “Estudiantes Autónomos” , que después cambiarí­a su nombre a “Izquierda Autónoma” y se unirí­a al “Frente Amplio” . Ya ha sido diputado, pero tuvo que pedir licencia para internarse en un centro psiquiátrico por un transtorno obsesivo-compulsivo que declara sufrir desde niño [4].

Seis meses antes de las elecciones presidenciales, habí­a afirmado, sobre rumores acerca de su postulación: “Creo que no tengo experiencia suficiente (”¦) Yo lo descarto de plano y no creo que tenga las competencias necesarias en este momento; me falta mucha experiencia y aprender mucho (...)”  [5].

El mencionado Frente Amplio se integró a la coalición extremista “Apruebo Dignidad” , que terminó escogiéndolo como candidato presidencial, y he ahí­ al nuevo timonel de Chile.

Presentación del nuevo gobierno

Gabriel Borić participó, en su primer dí­a de gobierno, de una ceremonia pagana con representantes indí­genas en el palacio presidencial de La Moneda, antes de asistir a la misa en la Catedral de Santiago.

Entregó tres ministerios y seis subsecretarí­as importantes al Partido Comunista. Los ocupantes de cargos de grave responsabilidad se presentaron ante el paí­s como jóvenes informales y un tanto festivos, como quien no es consciente de la importancia de su tarea. Varios de ellos mostraron pañuelos verdes a favor del aborto. Parecí­an querer enviarnos este mensaje subliminal: La autoridad no viene de Dios ni tiene nada que ver con Él.

La IV revolución en el poder

En su magistral ensayo Revolución y Contrarrevolución, el profesor Plinio Corrêa de Oliveira destacó la aparición de una Cuarta Revolución, continuación de la protestante de 1517, la francesa de 1789 y la rusa de 1917.

El autor la caracterizó como una explosión subversiva, surgida principalmente del desorden de las tendencias, más que de las ideas. Una revolución que no busca la destrucción de una u otra institución de la civilización cristiana, como las anteriores, sino de todo lo que representa el orden, la jerarquí­a, la dignidad. Una revolución cuyo propósito es establecer un sistema de vida análogo al tribal, conducido por los caprichos de cada uno y bajo la guí­a de algún lí­der o brujo, supuestamente en contacto con los secretos del Cosmos.

Quienes pretenden establecer este caos tribal en Chile no ocultan que buscan la “refundación” de Chile “desde cero” ; un estado de cosas que se remonta a la historia antes de la llegada de los españoles. Su filosofí­a puede resumirse en tres objetivos: ecologí­a radical, feminismo extremo y desmantelamiento del Estado; tres rasgos centrales de esta IV Revolución.

El pesado silencio del clero

Las encuestas muestran que sólo el 42% de la población se considera católica. Este paulatino y trágico abandono de la Fe deberí­a incentivar a los Pastores a rescatar las ovejas perdidas y proteger a las que aún están en el redil. Más aún considerando que la pérdida de la Fe es la causa de la decadencia de la familia y de las instituciones de las naciones.

Por ello, desearí­amos verlos como guí­as. Desgraciadamente, en los últimos años su voz orientadora ha estado casi totalmente ausente. Y cuando se han pronunciado, a menudo lo han hecho desorientando, como cuando el arzobispo de Santiago declaró que era “indudable” que habí­a que cambiar de Constitución [6].

Necesidad del auxilio de la Virgen del Carmen

Para grandes males, grandes remedios. Si tal es el objetivo de quienes han asumido el poder en Chile, sólo podemos recurrir a la ayuda extraordinaria de la Santa Madre de Dios, la única que ha aplastado todas las herejí­as. La Cuarta Revolución es, a su manera, una herejí­a muy grave, pues niega todas y cada una de las verdades del orden establecido por Dios en la Creación.

Así­, es imprescindible que los fieles chilenos se dirijan, perseverante y confiadamente, a la Virgen del Carmen, Reina y Patrona de Chile, Generala Jurada de las Fuerzas Armadas y de Orden, pidiendo su intervención para evitar que el paí­s caiga en el abismo.







[1Sobre la funesta experiencia allendista, recomendamos la lectura del reportaje realizado en 1974 por las Sociedades de Defensa de la Tradición, Familia y Propiedad (TFPs) de Iberoamérica: https://www.pliniocorreadeoliveira.info/ES_197405_via_chilena_al_comunismo.htm

[2Jaime de ALTHAUS, La izquierda gana la batalla de la posverdad, “El Comercio” , https://elcomercio.pe/politica/opinion/la-izquierda-gana-la-batalla-de-la-posverdad-noticia

[3Tumultos en Chile: Los puntos sobre las í­es: https://tradicionyaccion.org.pe/spip.php?article487





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