¿CÓMO EXPLICAR LA ALIANZA SUBVERSIÓN-NARCOTRÁFICO?

Drogas, marxismo y la guerra del futuro

El nexo entre la subversión marxista y el narcotráfico es cada vez más evidente en el Perú como en otros países. El propio testimonio de terroristas y narcos capturados ha dejado claro que los remanentes de Sendero Luminoso se dedican ahora a proteger la producción y transporte de la droga en zonas de cultivo cocalero ilegal. Este plantío, al igual que la elaboración de la droga, están creciendo precisamente en áreas donde todavía opera la subversión, revelando más aún el estrecho vínculo entre los traficantes y los rezagos de bandas terroristas.

Pero el fenómeno no se restringe al Perú. En 1995 fuerzas policiales de Venezuela capturaron a cuatro importantes subversivos colombianos, entre ellos a un jefe del frente 16 de las FARC, Ángel Leopoldo López, alias El Chigüiro. Éste tenía a su cargo operaciones de narcotráfico de esa organización marxista, y al momento de su detención portaba nada menos que 600 kilos de cocaína.

¿“Conversión” marxista al capitalismo?

El contubernio subversión-narcotráfico es hoy, pues, una realidad indiscutible. Pero, precisamente por ser indiscutible, el público es llevado a suponer que los grupos subversivos marxistas, de cualquier tendencia –como las estalinistas FARC colombianas, o el maoísta SL peruano­– habrían abandonado sus posiciones revolucionarias radicales para ingresar sin disimulos en la delincuencia pura y simple, y desde luego en su forma más lucrativa. El afán de riqueza fácil, piensan muchos ingenuos, estaría prevaleciendo así sobre los objetivos ideológicos, y aproximaría a esos marxistas de la posición “capitalista”, aunque sea en sus formas ilícitas.

¡Pura ilusión! La verdad es precisamente lo contrario: la alianza con el narcotráfico juega un papel central, teórico y práctico, en la estrategia revolucionaria para nuestros días. Veamos por qué.

Anarquía en la sociedad y en el alma humana, meta revolucionaria

Las marxistas guerrillas de la FARC (arriba) se transformaron en cartel de narcotráfico. En el Perú Sendero Luminoso les sigue los pasos, plantando cocales (abajo) y procesando droga en pozas de maceración (más abajo).


Los comunistas no disimulan que su meta final es instaurar la anarquía, es decir, la abolición de todas las formas de jerarquía, moralidad y orden en la sociedad, para sustituirlas por un caos igualitario y libertario. Pero, como explica el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira en su magistral ensayo Revolución y Contra-Revolución (1959), para que ese caos sea durable, se requiere destruir también el orden y la jerarquía en el interior del propio hombre; es decir, abolir el dominio que ejercen en el alma humana los componentes espirituales –la inteligencia y la voluntad– sobre el componente material, los sentidos; dominio siempre arduo, como todos sabemos por experiencia propia, ya que en consecuencia del pecado original nuestra sensibilidad está continuamente inclinada a rebelarse contra la recta razón.

Liberando de la tutela de la racionalidad los apetitos sensibles –los impulsos, los instintos, las pasiones, las emociones–, el hombre pierde el señorío sobre sí mismo. Y de esa manera se va instalando dentro de su alma un desorden creciente: la esclavitud a impulsos caprichosos o descontrolados evidencia justamente una anarquía interior. Es hacia ese caos que conduce, por ejemplo, la llamada revolución cultural iniciada en los años ’60, cuyo exponente más notorio es la “generación del «rock and roll»”, caracterizada por “la espontaneidad de las reacciones primarias, sin el control de la inteligencia ni la participación efectiva de la voluntad” y por el “predominio de la fantasía y de las «vivencias» sobre el análisis metódico de la realidad”3.

Y es aquí donde entra el papel de la droga. Es fácil ver cuánto su difusión puede agravar hasta el paroxismo ese resbalar de la mente hacia el mundo de la pura fantasía, y cómo esto coincide con la meta marxista de subvertir interiormente al hombre.

Tribalismo, pérdida del “yo” individual y masificación

Pero el papel revolucionario de la droga va aún más lejos. En 1976, casi veinte años después de publicado Revolución y Contra-Revolución, el autor le añadió una importante IIIª Parte, en la que ahonda el análisis de ese proceso, mostrando que una forma concreta de conducir hacia la anarquía es a través de lo que denomina “fusión colectivista tribal” 4. En las tribus más primitivas –explica– hay una especie de sentir y querer comunes que sustituyen a la razón y la voluntad individuales, las cuales se atrofian hasta quedar reducidas a su mínima expresión. En ese sentir común tribal se disuelven y fusionan todos los “yo” individuales, resultando de ahí una especie de “personalidad colectiva”, puramente sensorial, que es dirigida por los hechiceros, chamanes y congéneres.

Un fenómeno similar ocurre hoy, precisamente en las sociedades masificadas y cada vez más despersonalizadas de Occidente. En ellas el papel de “hechiceros” es ejercido por una profusa cohorte de especialistas en manipular emociones colectivas: disc-jockeys, cabecillas de barras bravas, “animadores” religiosos como los de ciertas sectas pentecostales, líderes de alucinantes espectáculos de masas (demagogos, “cantautores”, rockeros), etc., todos ellos dedicados a excitar la sensibilidad colectiva de sus seguidores-masa, ayudados por una parafernalia visual y auditiva cada vez más sofisticada y estridente.

Un indio yanomami del Brasil inhala el alucinógeno denominado yakoana. Para alcanzar su meta anárquica, el marxismo necesita reducir a los hombres a ese estado de caos interior.

El papel de la droga: la “eucaristía del demonio”

Pero toda esa manipulación de masas, destinada a hacer que los hombres pierdan su identidad individual, no produciría pleno efecto si no contara con un poderoso elemento activador, la droga. Es a través del narcótico, del alucinógeno, que en las tribus más degradadas el hechicero puede manipular en un plano seudo-“místico” la psiquis colectiva, mediante “cultos totémicos cargados de mensajes confusos pero «ricos» en fuegos fatuos o hasta en fulguraciones provenientes muchas veces del mundo de la transpsicología o de la parapsicología. Por medio de esas «riquezas» el hombre compensaría la atrofia de la razón”5.

Hacia ese estado conduce la nueva etapa revolucionaria en la que vamos ingresando. Es la fase de la razón atrofiada, o del “pensamiento salvaje”, como lo denominó un pionero de la revolución cultural de los años 60: la etapa en que la alucinación debe destronar a la razón, y una irracional manía de sensaciones debe llegar a las últimas profundidades de la mente humana. Pero, repetimos, ese extremo sería inalcanzable sin el concurso de la droga, que hace el papel –valiéndonos de una expresiva comparación de Plinio Corrêa de Oliveira– de una “eucaristía del demonio”: una tenebrosa comunión con lo preternatural, por la cual el hombre se hunde en un seudo-éxtasis de irracionalidad que lo aniquila mental, moral y físicamente.

Alucinógenos y marxismo

Si tal es la importancia de los alucinógenos para anarquizar al hombre, se comprende perfectamente por qué en la actual fase revolucionaria, en varios países europeos y de América (por ejemplo en Chile) los partidos socialistas y la izquierda en general rompen lanzas por la liberalización del consumo de ciertas drogas. Y se comprende también por qué en naciones como Colombia y el Perú la guerrilla o el terrorismo marxista se han convertido ellos mismos, ya sea en cárteles de narcotráfico, o bien en una especie de guardia pretoriana de los cárteles. Es que la droga, “liberando” al hombre de la “opresión” de la razón, lo convierte en un perfecto anarquista interior; y esto acorta las etapas para establecer la anarquía en toda la sociedad, como la quiere el marxismo.

La alianza marxismo-narcotráfico no es, pues, un fenómeno casual y fugaz, fruto de circunstancias fortuitas, sino una estrategia calculada en el pasaje del comunismo hacia su fase final anárquica.

El mundo marcha hacia un conflicto inédito en la Historia, entre dos tipos humanos totalmente opuestos: de un lado el varón católico, hombre de Fe, de amor al orden, y de firmeza de carácter, simbolizado por estos Guardias Suizos pontificios; de otro lado el revolucionario entregado al caos de sus impulsos y caprichos, dominado por un apetito de extravagancia total que desemboca en lo horrendo y lo satánico.

Dos tipos humanos opuestos, la gran confrontación que se avecina

Por lo tanto, una visión actualizada del marxismo en nuestros días impone tener en vista que el conflicto comunismo-anticomunismo se trasladó del terreno socioeconómico a un campo preponderantemente psicológico, donde está dando origen a una nueva confrontación, ahora de tipos humanos y modos de ser.

De un lado está el neo-revolucionario, entregado al desorden total de los sentidos, del que hacen parte la adicción a los estupefacientes, el libertinaje sexual, y todas las formas de frenesí inducido, como medio de impeler a la sociedad actual hacia un estado de cosas neo-tribal. Es el “hombre-nuevo”, producto de un embrutecimiento programado, que es precisamente la nueva estrategia del comunismo y del socialismo.

En el extremo opuesto está el hombre de fe y de principios, el católico verdadero, que conservando el orden de las potencias de su alma –es decir, la lucidez de su inteligencia iluminada por la gracia, la fuerza de su voluntad sometida a la razón, y el equilibrio de sus sentidos– encarna el prototipo más actualizado y más eficiente del batallador contra-revolucionario.

Estos son los dos paradigmas que personifican dos polos metafísico-religiosos opuestos, hacia los cuales el Perú y el mundo están siendo llevados a optar, de forma imperceptible pero inexorable.

Preparémonos, pues: lo queramos o no, esa opción se aproxima de nosotros, y más rápidamente de lo que imaginamos...











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Mensajes

  • Felicito a "TRADICIÓN Y ACCIÓN" por publicar este tipo de artículos.

    La droga es un medio de influencia demoniaca más, como puede serlo la historieta, la película cinematográfica, la canción "pop", el video juego, el programa de televisión, el diario, el libro, la vestimenta, el lenguaje "popular".

    Dado que existen fuertes indicios de la participación de Carlos Marx en agrupaciones secretas satánicas, es evidente que el pretendido "Ateísmo Materialista" es sólo una forma de predisponer al individuo para la posesión satánica. Cuando se carece de objetivos firmes (bajo dirección divina), surge la depresión anímica, consecuencia de la pérdida del ENTUSIASMO (la presencia de Dios dentro de uno, el Espíritu).

    Una forma de inducción adicional a la posesión es el uso de sustancias que debilitan la conciencia. Estas sustancias pueden ingerirse o afectar los procesos químicos cerebrales a través de su contenido social (gritos, movimientos y poses y gestos horrorosos, mensajes contradictorios y paradójicos).

    Los niveles de alcoholismo en la Unión Soviética eran sumamente elevados (y aún se mantienen muy altos en la Federación Rusa).

    Las drogas, publicitadas de modo constante en la películas de Hollywood, son utilizadas por el Comunismo "Ateo" (satanista de hecho) para recolectar fondos con los cuales financiar todas las formas del más chato materialismo cultural ofrecido como "cultura de masas", que al degradar el gusto exige un nuevo consumo de gusto aún más ínfimo, en un circuito que arrastra al abismo a sus consumidores.

    La pérdida del Espíritu, deja al alma sin guía positiva, siendo susceptible de ser ocupada por las formas más bajas de seres espirituales, todo tipo de demonios y seres del ámbito supernatural dominado por Satanás.

    Las redes de influencia del Comunismo son mucho más amplias, más activas, con mayor presencia en los niveles gubernamentales más elevados, de lo que se divulga en los medios de comunicación. Cuenta con milenios de experiencia, es de una antigüedad mucho mayor que la que sugiere su "nacimiento contemporáneo".

    [Piénsese que la tumba de V.I. Lenin en la Plaza Roja tiene como modelo un "zigurat", una edificación religiosa de una cultura "práctica" de sacerdotes-científicos que creía en la existencia de un reino subterráneo en donde se atormentaba a las almas humanas. El "zigurat" de la Plaza Roja parece que tuvo como modelo, en particular, uno con cierta historia diabólica que era apreciado por los nazis.]

    [LENIN significa "LA NADA" en francés. Otra referencia gnóstica].

    Felicito nuevamente a "TRADICIÓN Y ACCIÓN" por esta iniciativa de Católicos concientes.

    Atentamente

    JORGE LUIS VILLACORTA SANTAMATO JORGEVILLACORTA1@gmail.com

    P.S.: En la psicología contemporánea se le denomina "Espíritu" a las emociones. Así, hay emociones "positivas" [influencia divina] y "negativas" [influencia satánica].

    Al alma la psicología le denomina algo así como "mente". El alma es como un mecanismo que dirigido por el Espíritu. Un alma (una mente) sin un Espíritu (sin una emoción), es inerte, un zombie (muerto viviente), un apático o deprimido.

    La fase activa de la depresión es la furia (la posesión satánica [influencia diabólica espiritual sobre el alma] o la guía de la mente por emociones negativas).

  • Estimados amigos:
    Los felicito por la claridad meridiana del artículo. Es extraordinario el nexo claro que han hecho entre la droga o enajenacion moral promovida en la dialectica illuminati infame que hace perder a nuestros jovenes. Nuevamente los felicito ya que lo que Uds dicen se aplica en toda America( les escribo desde el cono sur). En donde vivo ya es vox populi que la droga debe crecer mas y mas va de los barrios a el centro y con ella la corrupcion de los funcionarios del gobierno quienes son los promotores d ela mismay ademas la prostitucion vip.Si las personas de a pie no nos organizamos contra el Plan Mundial este realmente se realizará. Pero el maligno no es mas fuerte que nuestro señor jesucristo. Nuestro Señor Jesucristo vencerá al fin
    Gracias por tan buen artículo

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